Hace muchos años, aproximadamente en el siglo XVII, vivió en el territorio que actualmente ocupa esta ciudad un criollo llamado Jesús Gamboa, propietario de una amplia hacienda ganadera en cuyas tierras también crecían numerosas plantas de tuna brava.
Sus animales eran reconocidos por el tamaño, la vitalidad y sus propiedades genéticas por lo que los comercializaba con criadores de otras zonas como Puerto Príncipe (hoy Camagüey), Bayamo y Manzanillo.